viernes, 31 de octubre de 2014

Día de muertos


Una tarde de entierro, en un pueblo de la Provincia de Sevilla, estaba la familia del difunto junto al féretro recibiendo el pésame de la gente del pueblo.



Primero pasaron los "hombres" y luego las "mujeres"... (tradiciones de pueblos)...


Casi al terminar ya de pasar las mujeres, sale de un callejón a toda prisa una mujer y en vez de acercarse a los familiares del difunto, cosa normal si así hubiera sido, se dirige hacia donde yo estoy. 

Viene casi corriendo y exclamando... ¡pobre mío, con lo que yo le quería!, ¡qué buena persona que era!..

Y sin más, delante de todo el mundo, me da un abrazo de esos que rompe la espalda y me besa en las dos mejillas con un beso de esos que suena y "marca" el beso; y no digamos el fuerte olor a perfume que llevaba puesto!!!...

Yo, todo serio y sin moverme del sitio le digo a la buena Señora...

- Señora, con todos mis respetos, se ha confundido Ud. de familiar...

La Señora me suelta, se separa unos pasos y mirando el entorno me dice...

- No es Ud. de la familia...

- No Señora, para nada, se ha confundido...

- ¿Y eso por qué?, me pregunta la Señora...

- Porque yo soy el Chofer de la Funeraria y la familia está enfrente de Ud.

Me dejó el cuello con dos labios pintados y oliendo a perfume de mujer...

Mi compañero me dice riéndose... 

- Tú sabrás que decirle, que le explicas a tu mujer... que vienes de un entierro con ese olor a perfume!!!


Autor: Javier María Martí Martínez

1 comentario:

  1. Me ha gustado y divertido mucho este relato corto.

    Gracias por compartirlo Javier.

    Saludos.

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