Nos adoptamos, aunque ella aún no está convencida.
Por la casa solemos ignorarnos.
A veces, cuando nuestras miradas
se encuentran, nos reconocemos.
Dos almas intensas,
contenidas en un cuerpo,
suele mirar con desdén y huir de las caricias.
Pero a cambio roba las caricias de quien
Elige. Y no elige por amor, ni por devoción,
sino porque se le da la gana.
Hay momentos en que su intensidad se desborda
si alguien osa robarle tu atención.
Gruñe y mira con un desprecio genuino,
luego se aleja. Solo cuando recupera la cordura,
vuelve plácida a tomar tus caricias.
AUTORA: Karol A.
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